lunes, 11 de julio de 2011

Un millón de sandías




Resulta que dos negros estaban dormidos en las laderas del Mississippi. Uno de los dos se desperezó, bostezó, suspiró y dijo:
- Cómo me gustaría tener un millón de sandías.
El otro negro preguntó:
- Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿me darías la mitad?
- ¡No!
- ¿No? ¿No me darías un cuarto?
- No, no te daría un cuarto.

- Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿no me darías diez sandías?
- No.
- ¿No me darías siquiera una sandía? ¿A mí, que soy tu amigo?
- Mira, Sam, si tuviera un millón de sandías, no te daría una sola raja siquiera, una sola tajada de sandía.
- Pero, ¿por qué, Rostus?
- Porque eres demasiado perezoso para soñar por ti mismo.

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