viernes, 17 de octubre de 2008

Secretos y chocolate







Una chica de 43 años, piel muy blanca y aspecto bien cuidado, al subir al taxi me comentó algo nerviosa:


-Hace mucho calor para estar a mediados de octubre.




-Sí, es verdad parece que viene el calor en vez del frío; estamos en Zaragoza, así tenemos el caracter los aragoneses..., dije yo.




-Bueno, yo no vivo aquí, vivo en Ainsa (Huesca) allí todo es mas tranquilo.




-Que bien, todo montañas en plena naturaleza.




-He venido a hacerme un scaner médico en secreto, no lo sabe nadie de mis amigos ni compañeros de trabajo.




-Jolín, ¿es algo para preocuparse o no? , dije yo




-Sí, pero prefiero no hablar de ello. Lo que Dios quiera será, hasta dentro de 10 dias no lo sabré, y eso no va a cambiar nada ahora, pero mejor no hablar.




-Perdona, lo siento.




-Hablemos de otra cosa, (pasábamos sobre el río Ebro, el testigo milenario), mira: ¡ El agua es chocolate !




-Sí, es verdad.




-Ésta tarde, a las nueve entro a trabajar, que vaya si está dura la vida.




-Sí esto está muy mal para todos.




-Cuando era joven era independiente, tenía dinero para alquilar un piso, ahora sin embargo tengo que compartir casa con un médico y una chica joven que estudia.






-Bueno, peor sería tener un piso y no poder pagar, le respondí.






Su mirada hacia el exterior, estaba perdida entre dolor, desengaño y nostalgia, y la incertidumbre del escáner pendiente de resultados. Pero la vida seguía para ella, a las nueve una ambulancia le esperaba, su puesto de trabajo, su realidad es el ayudar a los que necesitan una asistencia urgente.






De pronto en una calle secundaria un niño de no más de seis años sale entre los coches pedaleando una vieja bicicleta. Mi retina se clava en su mirada y acto seguido frenazo impecable y el impacto del corazón en mi pecho de cartón mojado, de payaso que ríe cuando más aprieta la cuerda en el cuello...




-¡Dios mío! exclamó ella, ¿no lo viste?






-Sí claro, como te decía yo también estoy hasta el gorro de estres.






-Otro se hubiese bajado del taxi, o yo que sé, casi se mete debajo. Dijo ella.






-Otro no sería yo, otro sería otro y por eso estoy aquí escuchando y viendo la vida con el color taxintenso ( pensé yo).






-Suerte, tenga buen día.






-Gracias y hasta siempre.






1 comentario:

  1. La vida está llena de secretos. Sileciosos. Calientes o fríos. Y del color de las nubes. Y tu, (y tu taxi), los recoges. Poquito a poco.

    Un post precioso,

    Muaks!

    Lara tiene alas

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