martes, 3 de abril de 2012

Mi vida.






Mi vida tiene sentido porque en mi familia todos dependemos de todos, cuando uno se cae el otro le ayuda a continuar el camino. Porque nos hemos acostumbrado a repartir entre nosotros. Nuestros pequeños vicios siempre esperan dando paso a las prioridades. Respiramos juntos.


Valoramos cuando por la mañana escuchamos el canto de los pájaros, por la noche solemos ver la luna y las estrellas en el limpio cielo de Zaragoza. Llegamos a entender lo mucho que tenemos y el significado de cada una de nuestras pulsaciones.


Es preferible que te llamen tonto que vivir en vilo y amargado en una tensión constante... Dejamos odio, plantamos nuevas raíces en nuestras hijas y ellas iluminan nuestra ilusión.


Si cuando por las tardes paseando al pequeño perrico Charlie nos saludan, conversamos sin prisa y descubrimos aragoneses en bruto, auténticas joyas de personas anónimas y maravillosas.


Sentimos el apoyo de quien demuestra hechos y no con palabras dulces. Confiamos en el destino y desde luego no podemos quejarnos. Sabemos de personas que se reflejan en nosotros, se dieron cuenta que nuestros intereses no son materiales... necesitaron su tiempo.


La humildad a veces no es entendida por todos, pues se confunde fácilmente con la ignorancia. No es de buena gente el orgullo, porque la falsedad viene casi siempre de la mano.


Conscientes de nuestra edad y del poco y valioso tiempo que nos queda, no queda lugar el malgastar ni perder ese tesoro con tonterías.


Hemos cometido errores y reconocerlos nos lleva por buen camino...


Si caminando nos encontramos ramajes que pueden azotarnos, debemos seguir nuestra meta. No se trata de cortar malas hierbas, sino de agacharse y continuar.


Nada es imposible.
Observo que si hablo con temor, todo se vuelve en mi contra, todo se contagia. 


Bueno y malo.


Observa la naturaleza, su belleza y no te preocupes demasiado por nada... sólo lo estrictamente necesario.








No hay comentarios:

Publicar un comentario