miércoles, 17 de agosto de 2011

Cansinos virtuales...



Sí, reconozcámoslo, hay gente muy pesada. En el mundo virtual también hacen sus pinitos. Y es que los hay que disfrutan poniendo a prueba la capacidad de aguante, la loable arte de la paciencia y el autocontrol del personal. A todos ellos, queridos cansinos, va dedicado este post.




¿Qué es y cómo identificar a un cansino virtual? Definamos por cansino virtual aquel ser que ha hecho de las redes sociales su fortín y que te persigue, te acosa, te atormenta con todas las herramientas que los señores Facebook, Twitter, Tuenti y demás han puesto a su fatídica disposición.

Hay muchos y muy variados tipos, y como rasgo común tenemos que decir que son pesados y muy peligrosos. Aquí hemos identificado a los más característicos pero no bajéis la guardia, porque se reproducen como conejos. En estos momentos seguro que están desarrollando nuevas formas de dar el coñazo.

- Pienso, luego insisto. Este es el lema de uno de los tipos más comunes de cansino ciberespacial. Su madre le grabó a fuego la frase “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, por lo que su objetivo es, a base de insistir, lograr quebrar tu pasotismo y conseguir que le hagas caso. Normalmente, lo que acaba rompiendo es tu paciencia y acaba en bronca. Pero este cansino vuelve, su ventanita siempre estará parpadeando en el chat… Eso sí, gracias a él vas a hacer tus pinitos en el nivel avanzado del Social Media, aprendiendo a bloquear perfiles, a hacer listas para conseguir que determinados amigos no vean tus publicaciones, a sacar a gente del chat… Si te conviertes en un gurú, dale las gracias (pero mejor mentalmente ¡que si no se pone muy pesado!).



- AK-47 versión chat. A ver si os suena esta situación: tenéis Facebook, Gtalk o Messenger abierto pero estáis en otra ventana, haciendo cualquier cosa y, de repente, en un momento, empiezan a salir tantas lucecitas y ruidos de tu ordenador que no sabes si estás en tu habitación o te acaban de teletransportar al Vietnam de Apocalypse Now. El cansino virtual en cuestión te acaba de mandar, en un momento, 25 mensajes al chat. Si no contestas, te va a mandar otros 25 más. Tienes tanto miedito que mides cada movimiento, ¿le contesto? ¿no le contesto? ¿hago como si me hubiera ido? Te va a dar igual. Ha desarrollado esa cansina habilidad para mantener conversaciones él solito, sin necesidad de que tú le escribas algo más que “ahhhh”, “jajaja” o “pues vaya”.

- El hiperactivo. Este ser parece que tiene una vida tan apasionante que no la puede comprimir en menos de 20 actualizaciones de estado al día. Si va a por el pan, lo cuenta. Si va a comer, lo cuenta. Si se va a echar la siesta del carnero antes de comer mientras tú estas trabajando, lo cuenta también. Incluso cuenta otra serie de cosas que el mundo agradecería que se guardara para su intimidad y que a ti te hacen acordarte del día en que aceptaste su solicitud de amistad. Sí, es verdad, aparece más en tu Facebook que tú.

- El eventero poco eventual. El “eventero” no es una marca de quesos sino otro tipo de petardo digital. Parece que su máxima aspiración en esta vida es colarse en tu agenda y alterar tu preciada monotonía, esa que tienes programada con tus amigos de toda la vida y con tu familia y que quieres que siga así por mucho tiempo. Pues no, porque ahí está nuestro amigo, el talibán de las redes sociales, aliado con la dichosa pestañita “Eventos” para invitarte a salvar líquenes en Groenlandia, a ganar dos entradas para un festival de canto gregoriano en Chipre o a dar clases de bachata aunque sea bien consciente de tu incapacidad rítmica (“¡éste ya me lo ha mandado a mala leche!”, piensas). El día que no te invita a un evento te preocupas, ¿qué le habrá pasado? ¿habrá cogido ya la indirecta? Sabes que no es así, y sabes que volverá. Terminator a su lado, un aficionado.

En fin… paciencia. No hay otra ciencia.

Visto en la RED AQUI

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