domingo, 29 de mayo de 2011

Compartir es ganar...


"Un día, un niño se compró un helado de chocolate. Cuando iba a destaparlo, se acordó de que a su hermano mayor le encantaba el chocolate. Fue a casa, lo guardó en la nevera y le dijo a su hermano que había comprado su helado preferido. Éste se puso muy contento y le dijo que ya se lo comería más tarde. Pasó un rato y el hermano mayor fue a coger su helado. Pero cuando iba a destaparlo, su hermana pequeña le agarró de las piernas y se lo pidió. Al final, acabó dándoselo.

La hermana pequeña se fue muy contenta con su helado. Se sentó en una silla del comedor y se puso a mirar el helado. Estuvo pensando un momento, y después fue rápidamente a buscar a su madre. La encontró en la terraza tendiendo la ropa. Había pensado regalarle su helado, porque sabía que le gustaba mucho el chocolate. La madre la cogió en brazos y el dio un beso. Le dijo que ahora no podía comérselo, que se lo guardara en la nevera.

Al mediodía llegó el padre a casa cansado del trabajo. Hacía mucha calor, y la madre, al oírle llegar, le dijo que se comiera el helado de chocolate que había en la nevera. El padre fue y lo cogió. Lo destapó y empezó a comérselo.

Entonces recordó que a sus hijos les gustaba el chocolate. Mientras se comía el helado, fue a la tienda de abajo y compó una tarta helada de chocolate. Cuando llegó la hora de comer, todos se llevaron una gran sorpresa con aquella tarta. Al pensar los unos en los otros, habían salido todos ganando"


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