Esta tarde al terminar la cabalgata de Reyes, llevé en el taxi a un padre con su niñito de unos cuatro o cinco años. Por el camino, el niño comentaba sobre sus Majestades los Reyes Magos, no paraba de preguntar... Cuando el padre se sintió acorralado por el pequeñín, me invitó a intervenir en la conversación...
El pequeñín me preguntó si les daría tiempo a los Reyes, para repartir a todos los niños del mundo los regalos, yo le contesté que sí:
-No te preocupes, los Reyes son muy calculadores y nunca fallan con los niños que han sido buenos.
-Yo he sido bueno, se apresuró a decir el chavalín.
-Bueno, si es verdad que lo has sido, puedes dormir tranquilo, que irán sin dudar a tu casa.
-¿Y si no se acuerdan de donde vivo? ¿Qué harán entonces?
-En esos casos, los Reyes cogen taxis a última hora, para llegar a esos sitios que no recuerdan muy bien.
-Señor taxista, si luego llevas a los Reyes en tu taxi, primero que lleven los regalos al hospital, donde está mi hermanito hasta el lunes y después los traes aquí mismito donde nos dejes ahora, que estaré yo en casita, esperándoles.
-Así lo haré, descuida.
El niño se empeñó en darme un besito de despedida, y yo recordé a mi pequeña Susi, el otro día, cuando le daba otro "bezito" de despedida a Daniel, el fontanero del pueblo...
Bajaron seguídamente y el niño miraba el taxi con ojillos curiosos, con la esperanza de tener una mayor seguridad en la entrega de los regalos de su hermano y de los suyos.
Esta tarde era la víspera, la espera y el disfrute de la ilusión envidiable que sólo los niños poseen...
P.D.
Alguien está subiendo por las escaleras de mi casa. ¡Jolín, que son los Reyes!. Me subo a dormir antes que me pillen escribiendo a estas horas...
Muchos besos a las personas que no pierden la ilusión y la Fé en la vida.
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