martes, 2 de junio de 2009

Soy así.


Los seres humanos somos así, basta que te propongas algo, alguna meta o simplemente algún plan, o sale al revés o ni siquiera se cumple. Parece que estamos sujetos a un caprichoso azar.

Las ideas más ocultas de nuestra mente, son las que llevamos a cabo ante lo inesperado. Por ejemplo, cuando le cogemos rabia a alguien por cualquier causa juramos y perjuramos el no voverle a tender una mano de ayuda para nada, decimos a nosotros mismos, "Al enemigo ni agua".

En una situación de urgencia extrema, suelo extender mis dos manos a cualquier compañero por muy víl y enrabiado que yo lo tenga en mis neuronas. Cuando realizo tal acción, se libera en mí ese fantasma que me aprieta, limita mi alegría y mi vida.

No quiero ni pensar en ser de otra manera, es decir ir comprimiendo malos sentimientos y así poco a poco deformando mi rostro y estallando mi corazón. No, no quiero.

Estoy hecho de carne y hueso, de amor y comprensión, radical quizás pero humanamente tierno y dialogante.

Ayer, un compañero, quiso aclarar un malentendido conmigo que hacía tiempo nos ocurrió con un cliente que se acercó a "mi taxi". Mientras yo le decía que se fuese al de detrás por haberme desalquilado instantes antes, recibí una "pitada monumental" del colega, porque pensó que me llevaba su cliente. Ayer aclaramos lo sucedido y nos dimos un apreton de manos.

Fuimos capaces de dialogar, aclarar lo sucedido y acabar humanamente con la cuestión.
Guardarlo dentro hubiese sido envenenarse cada vez mas, estar mas cerca del infarto de miocardio.

Dios o quien quiera que seas: Gracias por darme la oportunidad de vivir en una ciudad lo suficientemente pequeña para poder "no ser un anónimo" y así estrechar la mano a quien lo merece.

2 comentarios:

  1. Buena filosofía de vida, ojalá se extendiera como un virus por todos los rincones del mundo...

    ResponderEliminar
  2. Todo lo que hacemos por los demás lo estamos haciendo por nosotros mismos.
    Es efecto boomerang.
    Te quiero

    ResponderEliminar