miércoles, 3 de junio de 2009

Morir por azar.



Pensamos ser poderosos, casi inmortales.

Pensamos que todo está controlado por el hombre y resulta que de vez en cuando el destino nos juega una mala pasada, como la del avión desaparecido repleto de tripulación y pasajeros.

Fuera de cobertura, morir y desaparecer en el Atlántico. Ser y de repente, no existir, ni ser.

Un "hasta luego" convertido en un "hasta siempre mi amor". Es la hora de morir mas injustamente y cruelmente de niños e inocentes, vidas con ilusiones y con proyectos ambiciosos.

De pronto silencio sumergido en las más profundas aguas oceánicas, restos de metales y... nada más.

Almas que se elevan hacia arriba en un cielo gris y oscuro, caprichoso por la naturaleza y el azar. Muertes imprevistas, tristes muy tristes.

Mañana despuntará nuevamente el sol, caliente sobre cuerpos arropados y vivos por otro azar. Porque sí.

Llegarán otros grandes grupos humanos al aeropuerto, con otras ilusiones y con suerte ignorada y egoísta; humana.

Al llegar los pasajeros siguientes, subirán a los taxis, con la mente todavía en el lugar recién visitado. Unos con pena de abandonar la luna de miel, otros con ganas de abrazar a sus amores, a sus pequeñínes o a nadie; sencillamente VIVIR.



¿Porqué? ¡Dios mío! ¿Porqué?

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Música: "La lista de Schindler"

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