jueves, 27 de noviembre de 2008

Bienvenido a "Mi Taxi"


Ésta noche cogí a un madrileño en el taxi, que vive en Navalcarnero, (carretera de Extremadura). Vive con su madre y su hija de seis años; su padre murió el invierno pasado con los últimos fríos. Estuvo casado con una "maña", durante cinco años y residió aquí, en Zaragoza en el barrio de La Jota, en la calle Pascuala Perié.

Fruto de su matrimonio nació la niña. Por las cosas de la vida, la infidelidad por parte de uno de ellos, produjo la ruptura de tal pareja. Él marchó a su tierra natal con su hija, y ella quedó en Zaragoza con sus nuevos proyectos.

Él se sentía medio zaragozano, porque su hija nació en Zaragoza, actualmente madrileña, nació en "El Miguel Servet" o "casa grande" para los mañicos de siempre...

Me contaba, mientras nos dirigíamos al bingo del Real Zaragoza que en Madrid, trabajaba en el sector de la cerrajería y que tenía una pequeña empresa. Ahora estaba en Zaragoza porque estaban realizando unos trabajos en la apertura del próximo Media Mark en el complejo comercial "Puerto Venecia". Segúramente volvería más adelante a Zaragoza con las aperturas de un nuevo "Corte Inglés" y un "Mac Donalds".

Su vida en Madrid, la definía él como aceptablemente buena y parecida a la de Zaragoza, sólo que gozando de la libertad de vivir con su madre en la planta de arriba, del hogar que ocuparon sus padres siempre.

Me contaba al mismo tiempo que buscábamos un cajero de "La Caixa", el último susto que le propinaron en Madrid, cuando le atracaron a la salida de un cajero, invitándolo de nuevo a entrar, tres hombres presumimiblemente originarios de países del Este, obligándole a sacar seiscientos euros en efectivo...

Le tranquilicé de su sentimiento de impotencia; de lo que pudo y no pudo hacer. Le dije que hizo bien en no ofrecer resistencia, que no estabámos en una película. Su vida y el futuro de su hija estaba en juego, bajo la amenaza incesante de pistola y machete ajenos.

Al encontrarnos delante de una "Caixa", me dijo que buscásemos otra para hacer más larga la carrera. Me hizo "gracia" que no le importase el dinero del taxímetro, se estaba desahogando conmigo, que le escuchaba atentamente, con el "record" mental conectado.

Después de veintiún minutos de conversación amena y sin alcohol(0.0), llegamos al destino y le tendí mi mano deseándole suerte por los madriles y en la educación de su niñita.

La vida en veintiún minutos, desde el Puente de Piedra hasta el zaragozano paseo de la Gran Vía (dando buena vuelta y rodeo), sin cámara oculta y sin apenas tráfico a las once de la noche.

La vida a bordo en un taxi. (MI TAXI) jajajaja!!!!!!!





P.D. He corregido algunas faltas de ortografía que encontré a la mañana siguiente. Parece mentira que cuando uno está cansado, por mucho empeño que se ponga, cometes errores. ¿Me estaré haciando mayor?. Vamos, vamos.

5 comentarios:

  1. Hay personas buenas y anónimas, bondades desconocidas que vienen del infinito y se pasean disfrutando cada instante con quien les escucha y atiende.

    Suerte para ellos.

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  2. Para mi, esas personas son una especie de angeles. Que llegan hacen su misión (preciosa) y desaparecen. El te habla y tu le hablas. El te escucha y tu le escuchas. Los dos sois angeles.

    Un abrazo fuerte

    Lara tiene alas

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  3. Un día de estos acabarás instalando en el asiento del acompañante un diván.

    Se agradece a la gente que escucha, lleve taxi, te esté cortando el pelo o sirviendo unas cervezas.

    Lo malo es que no sabes hasta que punto molestarás a esa persona que lo que está haciendo es su trabajo...

    Un abrazo!

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  4. Es bonito poder intercambiar opiniones sobre todo cuando ves que tu interlocutor te escucha.Esa era una de las cosas que mas me gustaba de mi profesión de camarera (cuando no estaban borrachos,claro).

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  5. que historia mas buena!!!! yo tengo una teoria:

    -La gente como norma general siempre es buena, lo que pasa que uno de cien, es un (cabron) y perdon por la expresion. y siempre, en vez de acordarte de los 99, te acuerdos del 1.

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