lunes, 25 de octubre de 2010

Ilusiones y añoranzas en mi ser...


Tendré que preparme psicológicamente, cuando visite Zaragoza... que no sé cuando será. Echo de menos su paisaje, el amarilleo semafórico, la luz, su entorno urbano y rural. Contener las lágrimas no será nada fácil... me lo veo venir.

Todos estos meses, las comparaciones en OFF hacia mis adentros, no han sido otra cosa que el saber apreciar lo actual y lo pasado, comprender lo que siempre es parecido en todos los sitios y siempre diferente al mismo tiempo.

Me encanta Asturias, casi todo es auténtico, con casi la mitad en reserva natural, la cercanía del mar, sus gentes.

Es un honor el tener, al menos por ahora, un negocio con la puerta abierta. Aunque ya sabemos como está la economía... siempre con el miedo al acecho. Luchando cada día en un lugar por conocer ,adaptando las necesidades a las circunstancias.

Ahora ando estudiando el reglamento y las calles de Oviedo, mientras trabajo y atiendo nuestra librería, para tener una opción más laboral. No me pesan los 23 años de taxista en Zaragoza, me he renovado mentalmente y físicamente me encuentro mucho más tranquilo que en Zaragoza.

Tenemos tres hijas que sacar adelante: Silvia, Lucía y Susi. Y las nombro con todo el orgullo del mundo como verdadero padre que soy. Por ello sólo me importa el futuro de ellas, todo lo demás es lo demás.

En las pasadas fiestas del Pilar, tuve un bajón psicológico, no grave pero sí importante. Echaba de menos mi tierra y la Virgen del Pilar. He tenido siempre el buen hábito de visitar la basílica del Pilar muy a menudo, el rezar y casi siempre agradecer por tener salud y una vida digna.
Recuerdos que han empañado mis ojos, y me han hecho llorar sintiendo añoranza otoñal, me he dado cuenta que soy aragonés profundo en lo bueno y lo malo.

Pero por decisión meditada en frío una y otra vez, estamos en Asturias patria querida, sintiéndonos a gusto y unidos. Disfrutando el conocer y aprendiendo a vivir de nuevo, con ilusiones renovadas.

Es tiempo de disfrutar cada fiesta local, de reir, comer y sentir el ambiente sano y cordial. El momento de amarnos y de dejar a un lado lo negativo, lo oscuro que casi siempre viene de la mano de esas personas cuyo nombre no quiero acordarme...






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