sábado, 16 de enero de 2010

" La cerca y los clavos "



" Había un niño que tenía muy mal genio.
Su padre le dió una bolsa llena de clavos y le dijo que cada vez que perdiese sus formas, debería clavar un clavo en la cerca de la casa.

El primer día el muchacho había clavado 37 clavos en la cerca. Sin embargo, el número fué disminuyendo gradualmente.

Con el tiempo, descubrió que era más fácil mantener su carácter en calma a los clavos en la cerca. Finalmente llegó el día que el niño no perdió el control de su temperamento.

Cuando se lo dijo a su padre, éste le sugirió sacar un clavo por cada día que él fuese capaz de mantener la calma. Los días pasaron y finalmente el niño le dijo a su padre que todos los clavos habían desaparecido.

El padre llevó a su hijo de la mano y lo condujo a la cerca, y le dijo:
- Estás hecho un buen chico, pero échale un vistazo a la cerca... La cerca nunca será la misma.

Cuando dices las cosas con ira, dejas una cicatriz como ésta.
La cerca puede ser un hombre, y aunque saques el cuchillo que un día le clavaste, no importa cuántas veces digas lo siento, la herida seguirá allí.

Una herida verbal es tan mala y sangrante como una física.


Ténlo en cuenta antes, la próxima vez te enojes con alguien."

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