martes, 8 de diciembre de 2009

Cambiar el mundo a ciegas





En alguna ocasión hemos querido cambiar el mundo porque no nos gustaba o no estabamos de acuerdo con algo o con las ideas de alguien.



Defendíamos nuestra postura, pensábamos tener posesión de la verdad, de la buena razón... y sin darnos cuenta poco a poco nuestras circunstancias cambiaron y nuestras necesidades también. Nuestros hijos crecieron a la vez que envejecíamos, necesitabamos ser respetados.



De pronto un día empiezaron a tratarnos de usted y nos resultó cómico... pero sólo al principio. La realidad es que todo cambió con el paso de la vida.



Nos dimos cuenta en silencio de las veces que fuimos niños intentando cambiar a los demás, con veinte años y con treinta y muchos. Ahora empezamos a comprender que las cosas son como son. Pero guardamos silencio, porque es quizás lo mas sabio. Otros comienzan a revelarse contra todo, ellos son... los nuevos "niños".



Nuestros hijos crecen con las nuevas generaciones y con ellos la rebeldía, la vitalidad y el convencimiento que ellos son lo importante, la verdad y la frescura sana. Contrariando como lo hicimos nosotros.



Empieza a cambiarte a tí mismo, antes de querer cambiar un mundo sabio y natural que es así por algún motivo.



Deja de juzgar a tus mayores, que ya asoman las primeras canas en tus sienes...















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