viernes, 20 de junio de 2008

Viaje nocturno.

Todo estaba preparado, para aquel viaje tan largo, tan calculado en tiempo y nada tenía que salir mal. El viaje lo había intentado varias veces, pero siempre había algo que me lo impedía; seguramente miedos internos, miedos a que fallase algo en la mecánica de aquel taxi.
Tendría que salir a eso de las nueve de la noche, si todo saliese bien, la llegada en torno a las tres de la madrugada...
El lugar, desconocido para mí; pero era una cuestión de cambiar mi vida trescientos sesenta grados.
Lo que todos los días me parecía normal, esa noche me hacía temblar de puro miedo.
Ya estaba en marcha, nada podía salir mal; tendría que dar demasiadas explicaciones y eso echaría a perder todo.
Lluvia, niebla, oscuridad y camino de empeño y superación a los miedos. Después de seis horas, el taxi que con más de quinientos mil kilómetros rebasaba el mas ansiado deseo de conocer el lugar. Mi corazón palpitaba con fuerza... Mi vida estaba a punto de cambiar por completo por ese viaje, por esa corazonada, esa apuesta por la felicidad...
Ése había sido sin duda un riesgo duro quizás demasiado, si hubiese salido mal, pero el corazón no engaña, cuando te ordena algo con la misma claridad, que yo sentí.
De nuevo aprendí, que el desafío de correr riesgos conduce a la felicidad.

1 comentario:

  1. Y al final de ese camino que habias comenzado,alguien esperaba con el mismo miedo pero con una gran ilusión.¡¡¡Quien nos iba a decir que aquel dia iba a ser el primero de nuestra aventura por la vida!!!.

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