Mi viejo acordeón

Descansa en su maleta negra, cerrado, esperando a nadie, sólo significa recuerdos para mí., en su frontal, rojo nácar todavía se lee la fecha grabada en "Dymo rojo" 18.07.78.
Hace casi ya treinta años, que está conmigo. Treinta años hace de aquella ilusión, cuando mi padre decidió gastar las treinta y ocho mil pesetas, en aquel instrumento. Parece que sucedió hace un mes...
Habíamos ido por lo menos cuatro veces a la calle Espoz y Mina, en la esquina de Don Jaime, a la tienda de Mariano Biu, una tienda llena de vitrinas guardando maravillas de la música.
Entonces yo tenía diez años, y a pesar de mi problema con el oído, poseía excelente oído musical, toda una contradicción caprichosa de la vida.
La famosa paga del dieciocho de Julio se esfumó en aquel acordeón que brillaba en la vitrina: Sesenta bajos, y con un peso bastante considerado para un niño,que poco me importó en aquel momento.
Mi experiencia entonces era una flauta que me aburría ya de tocar las canciones del librito aquel que combinaba gráficos con notas musicales, una melódica honner que también manejaba como podía...
Las clases de música en el Colegio Tio Jorge del Arrabal de Zaragoza, fueron diferentes para mí; pero eso sería otra historia...
Mi acordeón sonaba en los años ochenta casi todos los días con canciones que aprendí de escucharlas, Heidi, Marco, los payasos de la tele, hasta las canciones de Eurovisión, que entonces era la época de José Velez, Miky, ect jjajaja.

Mi acordeón es el recuerdo de aquella infancia que existió, entre el Puente de Piedra, y el Coso camino al conservatorio, recuerdos de vientos fríos, y acontecimientos en la historia, que yo no entendía muy bien, eran los años del 23F, ect, ect.

Todavía recuerdo perfectamente aquellas melodías, que llevo grabadas en la mente, como una banda sonora de mi vida.
Superviviente, de apuros económicos que estuvieron a punto de causar su venta, pero el recuerdo, y el valor sentimental, prevalecieron a las circunstancias.